La resolución engañosa se produce cuando un acorde dominante no resuelve en su tónica correspondiente. Por ejemplo, el acorde G7 es el quinto grado (V7) en la tonalidad de C (dominante de C), y naturalmente, nuestro oído anticipa que se resuelva en C. Sin embargo, si después del G7, se toca un acorde que no es C, experimentamos una resolución engañosa, lo cual resulta en una sorpresa auditiva.
Esta resolución se denomina ‘engañosa’ porque crea en nuestros oídos una sensación de decepción ante una expectativa no satisfecha. No obstante, este efecto sorpresivo puede ser muy interesante y enriquecedor, dependiendo del contexto musical.
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